Diario de un aventurero en chinataun taun taun.

Thursday, December 13, 2007

Haciendo el indio en China IV: Despedida de Macao

El Gran Lisboa nos da la bienvenida haciendo estallar en colores la coliflor que alberga las salas de juego del casino. Pasamos los controles y estudiamos la situación antes de decidirnos por la ruleta. Al parecer Tutu tiene un método infalible para ganar dinero en este juego. Tras dos horas de tensión nos despluman por completo. Caminamos en silencio hacia la bahía donde nos esperan una copa y mujeres de mala vida. Ya no somos los mismos que comenzamos este viaje. Vencimos a las triadas locales, salimos ilesos del Luo Hu, burlamos a los niñosproxenetas y nos curtimos junto a los mejores jugadores mundiales entre el humo de los cigarrillos y la compañía de diosas de dudosas intenciones. Nuestro viaje iniciativo concluirá donde comenzó, en la isla de Lantau, pero antes tenemos que conocer Hong Kong y sus Chunking mansions y ahora sabemos que estamos preparados. Xie xie, gran maestro Martin. Despedimos la noche en Macao marcándonos un ballet bajo una gigantesca fuente cibernética (pon el video marto, ¡trata de ponerlo por dios!).

15 de octubre. Día 6.

Marto y yo madrugamos para visitar el museo bajo las ruinas de la catedral levantada por los portus. Se trata de una caja de hormigón y madera que contiene la cripta de la iglesia, bajo el desaparecido ábside, y una pequeña exposición de arte sacro donde se pueden ver cuadros que recrean el martirio de los misioneros cristianos a manos de los japoneses. El grupo de nipones que nos precede parece disfrutar mucho con las explicaciones del guía.

Pasteles de Belem en la escalinata de San Pablo

Lo mejor del día no se hace esperar. Marto me lleva a conocer un antiguo caserón chino en el centro de Macao. Lo acaban de reformar. Es espectacular la vivencia del espacio a través de los patios que articulan las diferentes estancias. Hemos tenido suerte y hoy hace sol. La luz entra por los patios y se filtra por las celosías de madera de la planta baja y por las ventanas de vidrios de colores de la primera. Es fácil imaginarse al señor de la casa esperando en el salón principal y la sensación del visitante obligado a cruzar estancias y patios alternos entre planos móviles que permiten ampliar la perspectiva y los juegos de luz. Por desgracia tenemos que regresar a recoger al resto de la expedición que se despereza en el hotel. Antes aprovechamos para desayunar un magnifico pastel de Belem (típico pastel de crema y hojaldre que toma su nombre del barrio lisboeta de Belem). La felicidad sólo cuesta 50céntimos.

Maqueta de la Casa Luo, para que os hagáis una idea

Patio de la casa

Tenemos que subir a la fortaleza del faro, un fortín de la segunda guerra mundial sito en la cumbre de la mayor loma de Macao. Un grupo de estudiantes pretende llegar antes que nosotros pero conseguimos adelantarlos en la última rampa y, dado que Ricardo hace tiempo que se quedó rezagado, el mayot de montaña pasa a ser una lucha entre los juaris y yo. Ante la táctica conjunta de los primitos, consigo la segunda posición. Oh dios, cómo nos odiamos.

Ricardo mete tripa en el búnker del faro

Es hora de recobrar fuerzas. Marto nos lleva a un restaurante especializado en “huo guo“, una especie de fondue de carne y verduras china. Se trata de una gran marmita con dos compartimentos que recrean el yin y el yan. En uno hay una sopa blanca con ajos, jengibre y lichis mientras que en el otro la sopa es roja y extra picante. La competición (siempre competimos por todo, maldito ternero) se presenta dura. Se trata de ir eligiendo ingredientes de una larga lista para después cocerlos en las sopas. La marmita se coloca en el centro de una mesa circular, sobre una vitrocerámica que se acciona con un mando, y se espera a que rompa a hervir. Apoteósico. Nos felicitamos al salir porque nadie ha resultado herido por quemaduras de gravedad.

El famoso "huo guo", también conocido como "hot pot" u "olla caliente"

No podemos dejar Macao sin antes pasear por sus barrios de bloques-jaula y conocer su mercado. El olor a pescado en salazón y el espectáculo de los matarifes de pollos no resulta lo más adecuado antes de coger un ferry ultra rápido de vuelta a casa.



(Desde aquí no se puede ver el video, por cierto. Ya me diréis si tenéis más suerte, aunque no sé si "suerte" es la palabra adecuada.)

1 Comments:

Anonymous Anonymous said...

sí se ve

5:11 PM

 

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