Diario de un aventurero en chinataun taun taun.

Tuesday, September 12, 2006

Vuelta al cole


El día después de llegar a China, llamé a una de las profesoras de español para ver si tenía alguna idea de cual iba ser mi horario este curso. A pesar de los e-mails que envié para anunciar mi llegada, ningún responsable de la escuela se molestó en ponerse en contacto conmigo. Supongo que se darían cuenta si llego a faltar a primera mi clase del lunes, pero me cabe la duda de si hubieran llamado para dar conmigo. Al principio, esta desatención por parte de la escuela me hacía sentir un poco desamparado, pero con el tiempo he llegado a apreciar sus indudables ventajas. Lo que se espera de mi es que de clase, punto. Otros profes extranjeros, becados por sus respectivos gobiernos, se ven obligados a redactar informes con su programación curricular, descripciones del centro y demás zarandajas. Yo no, yo soy un freelancer. Me tomo en serio mi trabajo y confieso que a veces no me importaría estar más integrado en la escuela, pero cuando pienso en los claustros, las reuniones de padres y el papeleo que deben soportar mis compañeros en occidente, no puedo dejar de considerarme un ser afortunado.
Este curso imparto nueve clases semanales (dos más que en el anterior) a ocho grupos diferentes. Siete de estos grupos (entre doce y catorce años) reciben una lección a la semana, son de nivel muy elemental, y rondan los cuarenta y cinco alumnos. Luego tengo dos sesiones semanales con “los elegidos”, un grupo de doce alumnos de nivel avanzado que reciben una educación más intensiva. Este año cursan su primer año de secundaria, osea que tienen entre catorce y quince años. Me pregunto para qué os cuento todo esto, puede que mi conciencia culpable me empuje a presentaros mi pequeño informe educativo.
Una anécdota. Para estudiar los gentilicios con los de nivel elemental, propuse un ejercicio en el que yo les enseñaba fotografías de famosos hispanohablantes y ellos debían identificarlos y decir de donde eran. No tuvieron grandes problemas para identificar a Maradona, Shakira, Ricky Martin, Jennifer Lopez o Fernando Alonso, pero al enseñarles la foto de Fidel Castro muchos empezaron a gritar “¡Sadam, Sadam!”. Eso sí, al final de la clase se me acercaron varios alumnos para enseñarme la foto de Gasol en el periódico.

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