Diario de un aventurero en chinataun taun taun.

Monday, March 26, 2007

Desayuno

En China se madruga bastante y se desayuna fuerte, muy fuerte. Aunque he adoptado sin demasiada dificultad muchos de los hábitos de los lugareños (el almuerzo a las once y media de la mañana y la cena a las seis de la tarde, ponerme de cuclillas siempre que tengo que permanecer quieto mucho rato, arrimarme al de delante hasta no dejar hueco cuando hago cola, no vaya a meterse otro enmedio…) todavía me levanto alrededor de las ocho y media (salvo los lunes, cuando la megafonía de la escuela me despierta a las siete con el himno nacional) y me mantengo fiel al Nescafé con leche y galletas. Aunque es posible tomarse un café en la calle al mismo precio que en España, el café es casi un artículo de lujo y la gente no acostumbra a tomarlo frecuentemente. Las cafeterías, casi todas Starbucks, son locales para que pijos y guiris se hagan los interesantes tomando un caramel mancciatto de café guatemalteco mientras leen un libro (o revista especializada en diseño o arquitectura) o chatean con sus ordenadores portátiles conectados a la red wifi. Desde luego no son lugar para que el currante de turno se tome un cortado y un cruasán mientras ojea el periódico y se fuma un cigarrillo (creo que te capan si enciendes uno en el Starbucks).
Como el café mañanero es para mí algo irrenunciable y me gusta tomarlo en casa, estoy bastante seguro de que nunca me adaptaré al desayuno Chino, por mucho que disfrute con lo que se come en las demás horas del día. Sin embargo, muy de vez en cuando, me paso por el comedor de la escuela y hago como los demás, aunque sólo sea por comer a cargo de la empresa.
Esta es la foto de lo que tomé la última vez. Al fondo de la foto, podéis ver un cuenco de leche de soja, demasiado insípida para mi gusto. En la bandeja, al lado de esas verduritas que no llegué a identificar, está el baozi, una especie de bollo cocido al vapor y relleno de carne o verduras, o ambas cosas. A su derecha hay un señor huevo duro y, frente al mismo tenemos un tiernísimo pedazo de pan con semillas de sésamo. En primer plano, un bizcocho y un mianbao (pan chino por antonomasia, tan blanco y sabroso como el papel) relleno de jamón. No era ni mucho menos toda la bollería disponible, y también había sopa de fideos, así como xifan, lo que en inglés se llama rice porridge, una sopa de arroz que, sin ser repugnante, se encuentra en mi pequeña lista negra de alimentos chinos, justo por encima de las orejas de cerdo y por debajo de las manos de pollo.
En la calle también se ve mucho una variedad de porra china que, a pesar de su idéntica apariencia, no está a la altura de su equivalente español.

2 Comments:

Anonymous Anonymous said...

Muy suculento no parece la verdad...
Donde haya unas tostadas con aceite de oliva y tomate y un zumo de naranja que se quite todo.

De cualquier forma, eso de la oreja de cerdo ya no me parece tan exótico. Que lo he comido en una tasca gallega de Vallekas hace nada ;)

Un Abrazo!
Al final ni nos hemos visto ni nos hemos llamado ni ná ;)

11:19 PM

 
Anonymous Anonymous said...

"arrimarme al de delante hasta no dejar hueco cuando hago cola,"
hacía tiempo ke no pasaba por el blog. menuda sorpresa. cuidate marto.

9:43 PM

 

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